De Joaquín Morales Solá sobre los encuestadores y las encuestas. Dicen lo siguiente:
"La mayoría de los encuestadores se equivocó por no menos de 12 puntos en Santa Fe y por no menos de 8 en Córdoba. En ambos casos, la abismal equivocación benefició a los candidatos del oficialismo o, al menos, a los que estaban más cerca de él en un teatro electoral donde Kirchner apuesta en todos lados por todos, incluso por los desahuciados. Los encuestadores se habían equivocado groseramente en Misiones y en Tierra del Fuego. Sólo en la Capital, donde son más visibles, se cuidaron un poco".
"La explicación que dieron luego fue que amplias franjas sociales habían cambiado de opinión en las 48 horas previas a los comicios. El arte de los buenos encuestadores es, precisamente, percibir con anticipación los posibles movimientos sociales frente a una elección inminente. No hay necesidad de encuestas ni de encuestadores si son posibles semejantes errores. Es mejor suponer que han preferido quedar como ineptos antes que como mentirosos. La opción en que ellos mismos se metieron no es agradable. Es hora de que regresen a casa o se dediquen a otra cosa".
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