Un funcionario de la Municipalidad de Puerto Madryn habría sido detectado en un estado más bien avanzado de ebriedad, el sábado pasado y a eso de las cinco de la mañana por personal policial saliendo del pub "El Molino". Iba "como atajando pollos", aseguran que dijo uno de los policías que lo interceptó. "Le conté que la Municipalidad sostiene que no se puede manejar en esa condición", narró el hombre de azul y de Ale encargado de esa tarea. "Me respondió con dos piñas, pero no me pegó porque no le acertaba ni al mundo" ese funcionario, aseguran que aseguró el policía.
La historia más o menos completa indica que el integrante del Gobierno de Carlos Eliceche le tiró su chapa institucional y política a los otros servidores públicos, subió a su automóvil y siguió su camino, aparentemente con varias copas de más.
"Soy casado...con mi función", creen que les dijo antes de seguir por el boulevard marítimo. Lo extraño es que los controles los ha impuesto el mismo municipio para, con buen criterio, evitar que los conductores alcoholizados terminen protagonizando tragedias y causando víctimas inocentes, tal como ocurrió hace muy pocos días.
El funcionario habría increpado además a los empleados municipales que colaboran con los controles y les habría ordenado levantar el operativo, una sugerencia que, por suerte, nadie cumplió.
Pero ahora el interogante ha quedado planteado ¿Seguirán los controles o los funcionarios municipales los desactivarán? Si siguen, ¿habrá hijos y entenados? Los locales de la costa ¿seguirán vendiendo alcohol hasta que sus clientes pierdan el control de sí mismos y salgan a la calle convertidos en un arma letal por la combinación de alcohol, automóviles y soberbia?
Son muchas preguntas y es hora de que alguien vaya dando respuestas. Ah, a esta noticia no la busque en ningún otro lugar. Todos la conocen, nadie la publica. Así son las cosas, al menos por ahora.
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