A Mario Das Neves y al dasnevismo se le pueden perdonar muchas cosas, pero que comparen a Omar Narváez con el gran Carlos Monzón, es un pecado del que difícilmente podrán recuperarse, al menos ante los que alguna vez vieron un combate de boxeo, cuando había boxeadores. Comparar a Emile Grifith, Mantequilla Nápoles, Nino Benvenutti o Rodrigo Valdéz, con el listado de paquetes con diez victorias y diez derrotas que pelean con Narváez, es un papelón sólo digno de El Hermano Daniel.
Por ejemplo, el rival que le presentarán aquí tiene 20 victorias y 5 derrotas. Nadie había sabido de él antes, ni volverá a saber después. Por si estos detalles puntuales fueran pocos, el boxeo en general, por falta de figuras, ha caído dramáticamente como atracción deportiva, por lo que proliferan los campeones "mundiales" de un mundo cada vez más chiquito.
Por todo eso, hagan lo que quieran, canten la marchita, digan que Das Neves es el más grande, alto y rubio que han conocido pero, por favor, con Monzón no jodan.
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